ALKAMAGNUM EN LA EDAD DE ORO

Cuando somos pequeños nuestro organismo está compuesto de 85 % de agua. Pero, a medida que crecemos, esta cantidad disminuye a 70 % y cuando somos adultos mayores, llega a solo 60 %. Por eso es muy importante una correcta hidratación en las personas que sobrepasan los 65 años.

Por lo general, los adultos mayores no tienen la sensación de sed y si no hay una persona pendiente de que beban agua, no lo hacen. Ayudar a la hidratación de los adultos mayores es tarea de todos, si no empezamos a incentivar la hidratación hoy, mañana puede ser demasiado tarde.

El agua ionizada posee propiedades físicas y químicas benéficas para el organismo y además es el medio ideal para el transporte de sustancias, siendo indispensable en los procesos de digestión, absorción, distribución de nutrientes, transporte y desecho de elementos tóxicos.

Un adulto mayor que pesa alrededor de 60 kilogramos debe consumir, al menos, un litro y medio de agua al día para que su organismo pueda alcanzar un balance hídrico, es decir, que la cantidad ingerida de agua sea igual que la eliminada.

Las principales fuentes de líquidos son el agua y los alimentos. Para saber si un adulto mayor ingiere la cantidad correcta, podemos medir la orina en 24 horas, desechando la primera del día y -de ahí en adelante- recogiéndola hasta la primera de la mañana siguiente. Si el total es menor a 500 centímetros cúbicos, es oscura y tiene un olor intenso, entonces debemos alarmarnos. Si es clara y abundante, no hay problema.

La falta de agua en el organismo puede causar trastornos cardiovasculares, digestivos, retención de toxinas, insuficiencia renal, fracaso renal completo, dolores de cabeza, trastornos en el cerebro, diabetes, y otras consecuencias más.

Se recomienda que los adultos mayores consuman de 6 a 8 vasos diarios de agua. En la mañana y tarde de dos en dos cada 30 minutos y durante la noche, 2 cada hora.

Si los adultos mayores consumen agua ionizada, tendrán muchos beneficios, entre ellos destacamos los 10 siguientes

  1. Lubrica las articulaciones.
  2. Previene calambres.
  3. Disminuye las infecciones virales como la gripe o la influenza.
  4. Disminuye la producción de cálculos o piedras en el riñón.
  5. Disminuye las infecciones urinarias.
  6. Disminuye la inflamación de las encías, caries y otras enfermedades de la boca.
  7. Reduce el riesgo de ataque al corazón.
  8. Mejora la digestión y previene el estreñimiento.
  9. Disminuye el riesgo de depresión.
  10. Disminuye la mortalidad.